La composición es uno de los temas más importantes en el diseño gráfico, sobretodo en el momento de crear logotipos.
Más de una vez habrás visto un logotipo que está mal compuesto, es decir, que está descompensado el logotipo respecto al icono y al claim, que destaca más el eslogan que el logotipo en si, que “pesa” más de un lado que del otro (es decir, que todo está demasiado concentrado hacia la izquierda o la derecha y se nos va el ojo hacia ese lado), etc.
Por eso, en este post voy a desvelarte algunos trucos para diseñar compositivamente un logotipo de la forma correcta, tanto a nivel de tamaño y estructura como de color.
Antes de empezar, quiero explicarte que el logotipo se compone por la tipografía del nombre de la marca, que puede estar acompañada de un símbolo, y normalmente también tiene un claim: un eslogan breve que define de qué va la marca.
En este post me refiero al “logotipo” como la tipografía y el icono (en caso de tenerlo) de la marca y al claim como el eslogan del logotipo.
Por lo que respecta a la diferencia del tamaño o peso que debe tener el logotipo sobre el claim, es aconsejable que el logotipo tenga mayor importancia, dejando que el claim simplemente sea un acompañamiento del que podamos prescindir, pero que siga teniendo un tamaño lógico para que podamos leerlo.
Respecto a la longitud, lo ideal sería que el logotipo tuviera un largo más corto o un poco más largo que el del claim. ¿Cómo sabemos cuando es demasiado largo o demasiado corto?
Tal como te muestro en el ejemplo, debes intentar que, como mínimo, el claim ocupe la mitad del logotipo pero nunca más de su doble. Ahí es donde entra en juego el tamaño de la tipografía.
Como ya te he dicho anteriormente, lo principal que debe destacar es el logotipo, así que no te precipites subiendo el tamaño de la tipografía. Pero recuerda que el claim, en caso de usarlo, siempre debe leerse.
Si te encuentras en una situación en la que sí o sí debes componer un logotipo con un claim que es extenso, mi consejo es que no intentes ponerlo todo en una línea seguida, porque se verá descompensado.
Lo mejor en estos casos es separar la frase en dos o tres partes que tengan sentido. Es decir, no partas la frase por la mitad. Divídela de modo que tenga sentido cada parte y, entonces, pon el pequeño párrafo debajo del logotipo.
Cuando diseñas un logo, tienes que pensar en las distintas aplicaciones donde lo vas a usar, desde las más pequeñas hasta las más grandes. Y en todas debe leerse y entenderse el logotipo.
Hay veces que te encontrarás que debes usar tu logotipo (y claim) en tamaños muy pequeños, con lo que éste último se pierde y no se puede leer. Lo mejor en estos casos es, o bien que lo suprimas, o bien que busques nuevas formas de localizarlo junto a tu logotipo sin restarle importancia, tal como te muestro en las imágenes.
Otro gran truco para engañar al ojo y hacer que visualmente destaque el logotipo por encima del claim, además del tamaño, es el color.
Para el claim elige un color, o bien de la misma gama cromática, o de una gama cromática complementaria al del logotipo, pero que tenga una tonalidad más baja. Es decir, que acompañe y haga de soporte pero que no llame más la atención que el color del logotipo.
Los colores del claim suelen ser un poco más suaves, más claros, para así centrar toda la atención en el logotipo. Tal como te muestro en la imagen.
Ahora ya sabes algunos trucos básicos para la composición de logotipos. Te recomiendo que los pongas en práctica en tu identidad y ya verás como consigues un pequeño gran cambio.
Aunque ya sabes lo que siempre digo; que las normas a veces hay que romperlas y que probando y arriesgando también puedes encontrar nuevas formas y diseños que puedan ser funcionales. ¡Todo es intentarlo!
Consejos muy útiles! 🙂
Mil gracias Laura 🙂